Así venimos rezando...
- Arrancamos con un salmo, lo decimos juntos o en coros y despacito...a veces lo cantamos, siempre con el corazón, con la vida...teniendo muy presente que Jesús rezaba con ellos, y que desde entonces los dice con nosotros.
- Escuchamos el Evangelio del día, así nos mantenemos unidos a toda la Iglesia. Mediante su Palabra, siempre personal y siempre nueva, Dios nos habla al corazón, nos cuenta de Sí y también de nosotros...vamos entrando en diálogo con Él.
- Dejamos que broten de nuestros corazones las intenciones de nuestras vidas jóvenes.
- Meditamos, pedimos, agradecemos, compartimos...ponemos todo en manos del Señor de Nuestras Vidas.
- Nos despedimos, mediante una oración final en la que le encomedamos a Jesús la vida hasta que volvamos a encontrarnos en la intimidad de la oración, la Palabra y la Eucaristía...
...Y todo está acompañado por cantos que nos identifican mucho y que nos ayudan a rezar y a poner palabras donde el amor abunda y cuesta encontrarlas...
... también nos acompaña el silencio, indispensable sí queremos escuchar lo que Dios tiene para decirnos...